Cuaderno de exploración #3
Bitácora quincenal: música, artículos, literatura...
🖤Viajemos juntos
Una quincena más se nos acaba y con ella, un cúmulo de novedades, aprendizajes, reflexiones, triunfos y derrotas, alegrías y tristezas, se nos acumularon. Aquí les comparto mi pequeño mundo de vivencias desglosadas.
📚 Mi lectura de la semana
Acabo de terminar Los siete maridos de Evelyn Hugo y debo confesar que ha sido una lectura muy agradable. Taylor Jenkins Reid construye una historia que se lee con fluidez, con una prosa envolvente y una voz narrativa que sabe cómo atrapar al lector desde las primeras páginas.
Evelyn Hugo, con su magnetismo y sus decisiones marcadas por la ambición y el deseo, es un personaje fascinante: imperfecta, vulnerable, implacable y, al mismo tiempo, profundamente humana. A través de sus confesiones, se despliega no solo la historia de una mujer que desafió convenciones y a toda la industria del cine, sino también un retrato de las luchas de identidad, el amor y la fama.
Debo decir, sin embargo, que desde el principio sentí que todos los giros y secretos que prometía la trama eran previsibles. Me adelanté mentalmente a cada revelación, a cada quiebre emocional y a cada secreto que Evelyn tenía guardado. No sé si fue algo puesto a propósito —una forma de invitar al lector a anticiparse y disfrutar del viaje más que de la sorpresa— o si sencillamente tuve la fortuna (o la maldición) de descifrar la trama desde el principio.
Quizá sea una mezcla de ambas cosas. Aun así, el libro mantiene su encanto y logra sostener el interés, incluso cuando uno ya sabe lo que va a ocurrir.
Lo más valioso de esta novela, para mí, no fue el suspenso de los giros, sino la manera en que la autora nos sumerge en la vida de Evelyn: sus miedos, sus pasiones, sus decisiones y su inquebrantable determinación de vivir su vida según sus propias reglas, aunque eso implicara herir a otros (y a ella misma).
Hay algo hipnótico y estimulante en la complejidad moral de su protagonista, en su fortaleza, su entereza y determinación por obtener aquello que deseara.
En definitiva, Los siete maridos de Evelyn Hugo no es solo la historia de una estrella de cine y sus matrimonios, sino una reflexión sobre las máscaras que llegamos a usar, las decisiones que tomamos y el precio que estamos dispuestos a pagar por ser quienes queremos ser. Creo que es una lectura necesaria, no solo por su fluidez narrativa, sino también por su capacidad de retratar el alma de sus personajes, incluso de aquellos que tienen apenas un atisbo de participación.
Además, menciona algo que me resulta sumamente importante y personal, que es la lucha de la comunidad LGBTQ+ que, de forma metafórica y literal en algunos casos, ha cobrado miles de víctimas a lo largo de todo el mundo y que sigue haciéndolo.
Me recordó aquellas veces en que de pequeña, cuando me di cuenta de que también me atraían las mujeres, vivía en un constante miedo porque sabía que aquello no era “normal”. Sufría en silencio deseando que algún día este mal se apartara de mí, que despertaría una mañana y dejaría de sentirme de esta manera.
Más tarde, cuando llegué a la adolescencia y se hizo patente que mi secreto no desaparecería jamás —cuando aprendí a convivir con mi propia naturaleza, pero oculta de los demás—, vivía con el miedo latente de que algo malo sucediera en caso de enamorarme de una mujer y no de un hombre. Temía por las críticas, los señalamientos injustos, los golpes. Debía esconderme para poder ser sincera conmigo misma —con esa parte de mí que no elegí ser, pero que no lastimaba a nadie.
Después, cuando me hice adulta, el miedo fue diferente, ya no sentía temor de ser reconocida como bisexual. Me acostumbré a la idea de que quizás podría elegir a una mujer como pareja, y que nadie tenía por qué sentirse ofendido por esa decisión. Sin embargo, el miedo entonces se convirtió en otra forma de injusticia: el temor a no poder casarme legalmente con esa persona que amaba. Que, si algo me sucedía, ella no tendría ningún tipo de protección, derecho o decisión. Nada. Como si no hubiese formado parte fundamental de mi existencia.
Poco a poco se ha ido ganando terreno, y el matrimonio igualitario comenzó a legalizarse de manera escalonada en cada Estado de mi país.
Hoy miro atrás y me doy cuenta de que he vivido con miedo la mayor parte de mi vida a causa de mi orientación. Y creo que es fundamental el hablar de esto, continuar apoyando desde las trincheras que sean posibles para que el hecho de amarnos entre adultos y consensuadamente deje ser motivo de odios, prejuicios y temor. Para que nadie más tenga que vivir con miedo solo por amar.
🆕Novedades
Esta semana el objetivo era claro: lanzar mi segundo cover al mundo. Había entrenado mi voz, preparado la pista, ajustado las capas de audio con precisión quirúrgica... y sí, lo logré. El video estaba editado, hermoso, y listo para exportarse como un artefacto legendario.
Pero lo que no esperaba era que el jefe del desfase temporal ya me había puesto una trampa.
Todo parecía ir bien... hasta que revisé el resultado final.
Mi voz estaba completamente fuera de sincronía con la imagen. En el programa de edición se veía perfecto, pero al exportar, algo salió mal.
Ese pequeño desfase fue como un glitch mental. Me frustré. Dudé de mis habilidades. Me sentí torpe.
Y por un instante... pensé “voy a eliminar esto”.
Más tarde, con el juicio un poco más claro, comencé a investigar y me di cuenta de que cometí un gran error a la hora de exportar mi proyecto. Aprendí a cambiar la configuración de exportación y sobre la desincronización por códecs. Adquirí nuevas habilidades y al final, aunque el resultado no fue lo que esperaba, el video se consiguió. Decidí que no iba a mortificarme por ello y que, en todo caso, lo importante es la música, la interpretación. Más allá de lo visual.
Sé que tengo más herramientas para afrontar mi próximos trabajos, pero por el momento puedo sentirme orgullosa de que estoy avanzando.
Les dejo mi video:
📚Los boletines que me gustaron
🔵Consejitos para aquellos que escribimos y cómo podemos emplear Substack para impulsarnos:
🔵Porque el arte de escribir no se enseña, no tiene reglas infundadas, debe ser auténtico y espontáneo, por
:🔵Un relato sobre citas y cementerios con la hipnótica pluma de
:🔵Si alguna vez has sentido que tu cuerpo guarda silencios que tu mente no logra descifrar, este texto de
es una invitación a escucharte con más atención:🧠 Un pensamiento que me rondó la cabeza
Estos días no he podido dejar de pensar en cómo las redes sociales están cambiando la forma en que entendemos el tiempo y la atención. Pasamos de video en video, de hilo en hilo, con la misma velocidad con la que parpadeamos, y todo se vuelve desechable, hasta nuestras emociones.
Me ha sucedido que pierdo incluso varias horas en aquel scroll infinito, —que me ha quitado más tiempo que cualquier otra cosa en toda mi vida.
Al terminar, me siento cansada, pero con un cansancio peculiar que solo he sentido en momentos de estrés o cuando un problema grave me satura la cabeza: es un estrés mental.
Después, no sé decir en realidad cuántas cosas vi, qué me aportaron, de cuáles puedo en realidad sacar provecho.
Me pregunto si esta oda interminable al entretenimiento no nos estará robando nuestra capacidad para mantenernos en el momento presente. Si es que no nos estará contaminando, provocándonos más ansiedad, sobrecarga mental y fatiga emocional, cuando su objetivo, supuestamente, debería ser la distracción. Me siento más estresada por las redes sociales, que por mi propia vida, y eso ya es mucho decir. ¿Ustedes no se sienten igual?
🌒 Lo que no dije
Estas últimas semanas me guardé mis deseos de abandonarlo todo. Sí, una vez más. Me siento en un bucle interminable en el que, por más esfuerzos que hago, por más que aprendo, me desarrollo, practico, trabajo, me desvelo y un largo etcétera, no consigo ni la mitad de los resultados que espero.
Sé que la senda hacia un sueño no es lineal, que se siente muy cuesta arriba la mayor parte del tiempo. Lo entiendo. Pero eso no impide que por instantes me sienta desesperada.
Me levanto a las seis de la mañana para robarle horas al día, sigo estudiando composición musical, me meto de lleno a mis propias canciones sin un motivo claro (tengo varias desde hace casi dos años y nunca siento que están listas para salir al mundo); ensayo a diario para grabar nuevos covers, busco maneras de promocionarme, hago shorts que nunca subo porque aún no me siento suficiente, y pretendo que soy más segura de lo que en realidad soy. Como si tuviera un mapa marcándome el camino, como si no estuviera perdida.
Estas semanas no dije que quise rendirme, pero que, una vez más, me levanté, comprendiendo que este sueño de infancia solo morirá conmigo en la tumba, así que, a seguir avanzando.
✍️ Bitácora creativa
Esta semana vi en Threads una nueva moda: preguntarle a Chatgpt cuál sería tu pareja perfecta.
Así que lo hice. Chat me mostró la fotografía de una chica hermosa, de cabellos negros y tez pálida, con un estilo elegante y enigmático.
Dejando de lado el hecho de que dio en el blanco por completo, la imagen me inspiró para una historia sáfica sobre una aldea de exorcistas de dudosa calidad moral—¿recuerdan que deseaba escribir sobre ellos? Bueno, la trama al fin terminó de cuajar ante mí, tendrá algo de horror y un toque gótico.
En cuanto termine de escribir El diario perdido de Astaroth, me meteré de lleno a ella. También sigo escribiendo Juntos en pedazos, y aunque la historia se me quedó atorada un par de semanas, creo que ya estoy lista para continuarla.
🎵 La canción de la semana
Una canción de Hazuki para reconfortarte. Cuando el dolor se siente como una caricia y su expresión artística en un consuelo profundo:
🔍 Descubrimiento de la semana
Esta vez no hice ningún descubrimiento especial, así que hasta la siguiente quincea si tenemos suerte.
📆 El viernes que soy hoy
Hoy soy una chispa de cansancio que pretende convertirse en una llamarada. De las cenizas aún brota un fulgor de calor que anhela el aliento cálido del viento de verano. Aferrándose a los últimos rescoldos. Casi a punto de consumirse.
✨Un deseo
Deseo que cada palabra que encuentren por acá en Substack sea una chispa en la oscuridad, un refugio en el caos o un espejo donde reconozcan su verdad. Que nunca les falte el valor para sentir profundo, amar sin medida y reconstruirse cuantas veces sea necesario. Gracias por leer, por estar, por seguir buscando belleza incluso en los escombros.
¡Hasta la siguiente quincena!
Awww, gracias por la mención, y por leerme con oído fino.
Esta vez, el cuerpo no gritó…
se puso los audífonos, cerró la puerta sin hacer ruido,
y caminó con ese zumbido raro en el pecho
(que tú también supiste escuchar).
Ver mi radio antigua haciendo eco en tu cuaderno
fue como cuando alguien entra en tu escondite favorito
y deja flores, en lugar de huellas.
Gracias por dejarme estar,
aunque sea en modo susurro.
Nos seguimos leyendo… o zumbando. 📻✨
Muy interesante 😊. Lo incluimos en el diario 📰 de Substack en español?